El brindis a la caballería de Colombia, hace parte de los símbolos emblemáticos que las Fuerzas Armadas vocean, para hacer honor a su historia e identidad heroica adquirida con el paso de los años, una de las instituciones en la que la caballería desde su surgimiento ha representado un papel muy importante dentro de los logros obtenidos, un instrumento de guerra con el cual se han logrado muchas de sus victorias, lo que le ha llevado a catalogarse ante el mundo como una de las mejores de América, nombrada por algunos gobiernos como el caso de los Estados Unidos y de Israel como la de mayor eficacia y profesionalismo ante el mundo.
Brindis a la caballería colombiana
Amarillo cromo
¡color del alma mía!
Que dijo la novia mia
¡que viva la caballería!
Brindo por mi caballo Alazán
por mi hermosa bandolera
por mi estilo de montar
mis espuelas son de plata
no hay caballo que me tumbe
ni mujer que no enamore
escuadrón afiancen ar..
Donde toma un caballero
no toma nadie más
cantinero sirva más
fondo blanco copa atrás
y que suene el bacarás.
Caballería colombiana
¡salve usted la patria!
Caballería Colombiana – Historia
Actualmente, la caballería colombiana se identifica como un hito en la historia de Colombia, un instrumento de guerra que sirvió para dar por victoriosa la recordada Batalla del Pantano de Vargas, una de las batallas más importantes, que han dado nombramiento de distinguido a los soldados que hoy recordamos como héroes de la patria, tras un largo proceso en el que el ejercito de Simón Bolívar desarrolla lo que hoy conocemos como la la campaña libertadora, de la llamada para entonces La Gran Colombia, conformada por los actuales países independientes de Venezuela, Ecuador, Panamá y Colombia.
Se reconoce a la caballería del coronel Juan José Rondón quien le comandaba, el logro de la victoria de ésta, una de las batallas más sangrientas vividas en tierras colombianas durante el proceso de liberación. Gracias al esfuerzo, gallardía, valentía y oportuna carga de caballería de los lanceros, el ejército libertador comandado por Simón Bolívar llega a Tunja el 4 de agosto de 1819, hecho determinante con el cual la Gran Colombia pudo gritar su libertad el 7 de agosto del mismo año.