¡La navidad está a la vuelta de la esquina! Aunque es sorprendente lo rápido que pasó el año, darnos cuenta de esto ahora es mejor que cuando las fiestas se nos vienen encima.
No hay mejor forma de enfrentar el fin de año que con tiempo. En unos meses, el clima general será el cansancio y las ansias por las fiestas, por lo que hoy vamos a hablar de los mejores preparativos para la mejor festividad del año: la navidad.
El árbol
El árbol es la pieza central de la decoración navideña, esto no está en discusión. Sin embargo, hay casi tantos árboles de navidad como hogares, por lo que elegir uno adecuado aparece como una decisión difícil.
Estos varían en muchas cosas. Algunos son gigantescos árboles del tamaño de un hombre adulto, otros, pequeños arbolitos no mucho más altos que un perro. Y esto solo si hablamos del tamaño: los árboles pueden ser naturales o artificiales, pueden ser más o menos frondosos, entre muchas otras variaciones.
Hoy vamos a dividir a estos árboles por su material. Por un lado, tenemos a los clásicos árboles sintéticos, mientras que por el otro tenemos a los naturales. Sea cual sea la elección, un árbol de navidad en la pared siempre trae alegría a la habitación.
Árbol de navidad natural
Los árboles de navidad naturales son los mejores para quienes gustan de un estilo tradicional: además de verse mejor y más vivos que las alternativas artificiales, cuentan con un distintivo olor a naturaleza.
La desventaja principal es el árbol de navidad precio. Si bien este puede variar muchísimo según la zona (ya que en algunos crecen naturalmente y en otros se importan), en general el precio de los árboles de navidad naturales suele ser más elevado.
Por otra parte, estos árboles en general solo pueden usarse una vez, por lo que, a diferencia de los artificiales, su compra no puede pensarse como una a largo plazo.
Sin embargo, también es posible conseguir un árbol de navidad de madera mixto. Estos mezclan lo mejor de lo natural y lo artificial: en general, su tronco es de madera genuina, dándole una apariencia mucho más orgánica.
En cambio, sus hojas son reemplazadas con materiales sintéticos que hacen que pueda durar mucho más que los naturales. Esto lo hace una gran opción intermedia.
Árbol de navidad artificial
Los árboles artificiales aparecen como una opción mucho más práctica y económica que un árbol de navidad natural. Además de ser más duraderos, su precio base es menor.
Aunque en algunos lugares este podría no ser el caso (más todavía en cuanto a los árboles más grandes), en el largo plazo estos superan a los naturales en todos los casos.
Además, los árboles artificiales pueden conseguirse en más variación de colores y tamaños que los naturales, permitiendo combinar con las luces de lluvia navideñas para un acabado diferente del clásico verde y rojo.
Si bien los árboles naturales tienen fama de ser mejores, algunos de los mejores modelos de los artificiales pueden ofrecer una feroz competencia.
Las luces
Un árbol estaría desnudo sin sus luces navideñas. Como veremos más adelante, esta es una tradición que tiene varios siglos y hoy se continúa de una forma más variada y creativa.
Aunque en un principio las luces de los árboles se reducían a velas, hoy podemos encontrarlas en una enorme variedad de formas, tamaños y colores.
Elegir las correctas depende en gran parte de cada árbol, por lo que va a ser difícil dar una guía general en una situación tan particular. Las luces son especialmente importantes en la decoración ventanas navidad, extendiéndose más allá del árbol.
En un principio, existen tres tipos distintos de luces de navidad: las incandescentes, las LED y las de energía solar. Las incandescentes son las más tradicionales y baratas, pero sin embargo tienen un gasto más alto de energía
Por otra parte, las luces LED de Navidad, aunque pueden ser un poco más costosas en el corto plazo, tienen un consumo mucho menor. En zonas donde la electricidad es cara, este es un factor importante a tener en cuenta.
Otro punto a favor de las luces LED es que podemos encontrar una gran variedad de colores e intensidades en ellas, mientras que las incandescentes tienen colores más limitados.
Por último, las luces Navidad solares aparecen como la mejor opción para exteriores. Estas tienen un costo de mantenimiento mínimo, siendo capaces de recolectar su propia energía en algunos modelos.
¡Pero ningún árbol estaría terminado sin una estrella! Este elemento aparece como, casi literalmente, la frutilla del postre. Ella coronará al árbol y le dará un cierre a su estilo. Aunque las estrellas tradicionales no son luminosas, una estrella con luz propia podría traer vida a cualquier árbol.
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El origen de los árboles de navidad
No encontramos mejor forma de cerrar el artículo que con una rápida explicación de esta tradición. Si lo pensamos bien, a simple vista un árbol de navidad poco tiene que ver con la historia bíblica del nacimiento de Jesús.
De hecho, en la ciudad donde nació esta figura histórica, Bethlehem, no cuenta con pinos de ningún tipo, siendo este un árbol europeo. Los clásicos pinos navideños son nativos del norte de Europa.
A pesar de ello, ahora se han transformado en el símbolo mismo de la navidad. Esto, como la mayoría de las tradiciones, tiene un origen histórico que puede rastrearse hasta los pueblos paganos, los cuales también contaban con decoración ventanas Navidad (aunque todavía no era “navidad”).
En estas tribus, el decorar un árbol era una parte fundamental de los festejos, aunque no necesariamente era cortado. Esta tradición era muy común en muchos pueblos, desde los nórdicos hasta los romanos durante el invierno.
Aunque, por obvias razones, estos árboles estaban lejos de contar con luces de Navidad, si contaban con decoraciones muy detalladas y coloridas. Estas se fueron haciendo más importantes con el pasar del tiempo, hasta que la tradición pagana de decorar un árbol fue fusionada con el cristianismo en la Alemania medieval.
Por otra parte, las luces de navidad tendrían una aparición (en forma de velas) recién a partir del siglo 16, también en lo que hoy es Alemania, para luego expandirse por toda Europa durante los siglos 18 y 19. En paralelo, los inmigrantes europeos llevarían también esta tradición a América.