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Tierra Colombiana

Jordán Sube, “el pueblo fantasma de Colombia”

Aunque parezca broma, en Colombia existe un poblado muy pequeño, El Municipio de Jordan Sube, ubicado en el Departamento de Santander, con población muy pequeña con respecto a otros municipios de Colombia, con tan solo 1047 habitantes de los cuales más del 90% se encuentran fuera de la cabecera municipal, radicados a lo largo de la extensión rural del municipio.

El tener la cabecera municipal parcialmente despoblada, hace que muchos factores sociales y económicos del municipio se degraden de manera significativa, si bien, en la actualidad el único colegio que se encuentra en funcionamiento solo va hasta noveno grado, con número mínimo de estudiantes que se educan sin las instalaciones adecuadas, pues sus pupitres y cuadernos se ven envueltos a diario en medio de un antiguo ancianito que tampoco está ya en funcionamiento.

En cuanto a la salud, no existe en Jordán Sube un hospital, por lo que sus habitantes se ven en la necesidad de despasarse a los lugares aledaños al municipio para que sean atendidos medicamente. Desde ya hace muchos años este pueblo no ha visto nacer un solo niño dentro de su territorio, mujeres en trabajo de parto, incluidas aquellas que residen en fincas del sector rural, deben ser llevadas en ambulancia a parir en los centros médicos de los pueblos vecinos de Aratoca o Villanueva.

La economía del poblado, se mueve bajo diferentes actividades agrícolas, especialmente por la siembra del café, del tabaco, frijol, tomate, melón, papaya y chirimoyas. No hay comercio, no tienen plaza de mercado, ni una sola droguería, ni restaurantes, almacenes, ni mucho menos hoteles, debido al poco tránsito personal por las 6 calles que hacen parte del pueblo. La única tienda existente es muy pequeña y sus andamios se ven a medio llenar, sus dueños traen el surtido de los municipios aledaños y algunas veces, por uno que otro vendedor que se anima a visitarlos.

Con lo que si cuentan sus habitantes es con una estación de policía, albergados en una casona, encargados de acompañar la tranquilidad del pueblo, en tanto que su poblado rodeado por la rudeza de la cordillera, de roca viva, arcilla rojiza y una amplia vegetación de espinos y cactus, vaga en medio de un gran silencio, donde solo se escucha el rumor de las aguas del río Chicamocha que bajan por un costado de la población

Para llegar hasta este aislado poblado existe una sola manera de llegar y es en vehículo particular, ya que el servicio público de transporte no dado cabida a una ruta que comunique al pueblo con los demás, su angosta carretera de 20Km que conecta con la vía Bucaramanga-Bogotá, la única vía por la que podrás acceder en vehículo terrestre. Como alternativa sus habitantes tienen el uso de mulas por aminos de herradura que desde épocas de los arrieros aún existen.

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